En 2001, Luis Alesio Cragnolini (quien hacía cerveza como hobby), desarrolló Cibart, un distribuidor de insumos para cervecería artesanal de Córdoba. Ahora va por una nueva propuesta dentro del rubro: Barriada, casa de bebidas.
Frente a la necesidad propia y de los pocos que elaboraban como él, comenzó con la provisión de insumos y a capacitar gente que quería aprender. Se trata de un emprendimiento que creció con el paso de los años y es considerado la cuna de muchas cervecerías conocidas.
Cibart diseña, fabrica e instala equipos de producción y asesora al cliente. Comercializa maltas nacionales e importadas como BestMalz (Alemania) y Castle Malting (Bélgica). Lo mismo ocurre con los lúpulos (vende nacionales e importados de EEUU y Alemania), mientras que las levaduras son todas extranjeras (Nottingham, Windsor, Diamond, Munich).
En Córdoba, el 90% de las cervecerías tienen algo que proviene de Cibart, ya sea ingredientes, insumos o equipamiento. Actualmente cuenta con dos franquicias activas (La Rioja y Villa General Belgrano), dos en proceso de apertura (Bahía Blanca y San Nicolás) y ya piensa en la expansión fuera del país: “estamos trabajando con gente en Paraguay y Colombia, recién estamos en la etapa de hacer proyecciones”.
Hoy Cragnolini ya logró posicionar su primer emprendimiento y va por una nueva apuesta: Barriada, casa de bebidas. Se trata de una cadena de bares que estarán ubicados en barrios periféricos de la ciudad. El primero abrirá durante la primera quincena de mayo en B° San Vicente, luego le sigue Argüello, Villa Libertador y Alberdi.
“La idea es llevar el concepto de las bebidas artesanales a barrios periféricos. El foco está puesto en bebidas con y sin alcohol como cerveza, gin whisky, café de especialidad y té. Se trata de productos elaborados artesanalmente por clientes de Cibart”, explica Cragnolini.
Además se van a realizar charlas gratuitas con degustación y la presentación de productos: “no van a haber marcas fijas, la idea es ir llevando barriles de cada una de las cervecerías de Córdoba para que los productores cuenten la historia de las cervecerías y acercar la cultura de la bebida artesanal a barrios populares”.
“La idea es que el 80% del personal sea del mismo barrio y, en una segunda etapa, incorporar al staff de mozos a personas con discapacidad. Un porcentaje de las ganancias va a estar destinada a alguna escuela primaria de la zona. Queremos trabajar mucho la parte social y la cultura de las bebidas en el mismo barrio”, explica el dueño de Cibart.
Barriada, casa de bebidas, va a funcionar como un bar/restaurante durante todo el día (de 7:30 a 23:00 hs) con una propuesta de bebidas con y sin alcohol y una carta gastronómica para acompañar. La primera sucursal abrirá sus puertas en B° San Vicente en la calle Estados Unidos 3209 en un espacio de 110m2 pensado para 60 consumidores. Con una inversión de $20 millones, Cragnolini asegura que la idea es abrir una nueva sucursal cada seis meses.
“Una vez que terminemos el desarrollo del primer local, la idea es armar un plan de negocios y cargarlo en la web de Barriada para que puedan replicar el proyecto en diferentes puntos del país. Va ser una especie de franquicia gratuita, en donde los interesados van a poder acceder al modelo de negocios, desarrollo de arquitectura, números, inversión, entre otros datos para montar un negocio propio”, comenta.
La problemática de las importaciones…
Cerca de un 70% de la mercadería de Cibart es importada, como la malta, lúpulos, levadura, equipamiento, barriles, canillas, entre otros elementos: “Hoy tenemos grandes problemas para importar, nos estamos comiendo el stock y acumulando pesos. Estamos importando a cuentagotas, ingresó un contenedor en enero y nada más. Tenemos pedidos hechos y otros en tránsito, estamos a la espera de que nos autoricen algo”.
“Las reglas en Argentina son segundo a segundo, cambian las normas constantemente. Hoy no se sabe nada de lo que va a pasar, no se puede hacer previsión y el mercado interno está muy flojo”, lamenta Cragnolini.