En el inicio del noveno mes del año, la economía argentina sigue sin encontrar un rumbo claro. Corrida del dólar, inflación sin techo y falta de reservas en el BCRA son algunas de las dificultades más visibles que obstaculiza el desarrollo económico del país.
“Si el Gobierno Nacional evita una suba discreta del dólar este año, la inflación anual en diciembre se ubicará entre 90 y 99%. Si hay devaluación discreta, nos vamos derecho a los 3 dígitos de inflación y a una nueva recesión, que como mínimo suelen durar 3 trimestres”, considera Marcelo Capello, vicepresidente de IERAL.
Para el economista, la actividad no venía mal durante el primer semestre del año, sin embargo, en los últimos meses comenzó a desacelerarse. En esa misma línea, la inflación les ganó a los salarios enfriando el consumo que había mejorado desde mediados de 2021 hasta mediados del actual año.
“La macro sigue con sus conocidos problemas de fondo, los mercados y la gente a la espera que se terminen de definir las medidas del nuevo ministro de Economía y cómo le va con su implementación práctica”, planteó Capello y agregó: “hay un compás de espera para ver cómo se definen las internas dentro de la coalición gobernante, si hay apoyo político generalizado a la nueva gestión económica o si hay quienes comienzan a sacar los pies del plato”.
Consultado por las principales dificultades que golpean a la economía, el vice del IERAL analiza: “los problemas son muchos pero podrían agruparse en el combo déficit fiscal – monetización – alta inflación, por un lado, y escasez de reservas BCRA – cepos cambiario e importador – creciente atraso cambiario, por el otro. Claro que se retroalimentan mutuamente”.
Y agrega: “lo cierto es que con la evolución que traían ambos conjuntos de “grandes problemas” hasta julio pasado, la economía amenazaba pasar rápido a un régimen inflacionario de 3 dígitos, y con riesgo de hiperinflación si la escasez de reservas derivaba en una fuerte devaluación del peso. Ahora existe la expectativa que al menos se evite pasar a ese escenario de gran crisis que tendría graves consecuencias sociales”.
– ¿La imagen “Massa” lleva tranquilidad a los mercados?
-Si bien Sergio Massa tiene una imagen negativa alta frente a la sociedad, en los mercados se lo ve como alguien inteligente y con cintura y buenos contactos, al que hay que darle tiempo para ver cómo avanza. Hasta ahora las medidas se interpretan como bien orientadas, pero probablemente insuficientes, y que requieren mayor explicitación, además de la cohesión política necesaria para su implementación. Generó alguna expectativa favorable, al menos con relación a los ministros precedentes, pero todavía está todo por verse.
– ¿Y el gabinete?
-Trajo algún alivio la designación de su viceministro, Gabriel Rubinstein, un buen macroeconomista con experiencia práctica y en el gobierno, con los pies sobre la tierra.
– ¿Cómo ves las medidas económicas anunciadas?
-Las medidas anunciadas para bajar el déficit fiscal y su monetización, cumpliendo la meta fiscal con el FMI, eran necesarias, aunque lo hasta ahora conocido probablemente resulte insuficiente. En cambio, respecto a los anuncios para sumar reservas, además de no solucionar el problema a largo plazo, aún no se conoce su detalle ni sus logros.
Salvo que todavía no esté toda la carne sobre el asador, las medidas apuntan a una contención fiscal para evitar un fogonazo inflacionario, pero no a solucionar el problema de atraso cambiario en el tipo de cambio oficial, que se halla 23% por debajo de su promedio de dos décadas. Esto es, se apunta a contener la inflación para que en el año eleccionario resulte un poco menor (no mucho) a la actual, pero si se profundiza el atraso cambiario, como viene ocurriendo desde antes de las elecciones de 2021, quedará ese problema para la próxima administración, que deberá arrancar devaluando el peso. Aunque un punto a favor es que en esta oportunidad quizá no queden las tarifas de energía y transporte tan atrasadas como en 2015.
Por supuesto, si no logran alimentar las reservas en la medida de lo esperado, la suba discreta del tipo de cambio podría ocurrir con esta administración, o un desdoblamiento cambiario en que las transacciones financieras y por turismo (y quizá algunas más) se concreten en un mercado libre formal. Una receta que a largo plazo tampoco demostró funcionar en Argentina, pero quizá resultaría más ordenado que la actual existencia de múltiples tipos de cambio.
– ¿Con cuántos millones de reserva va a llegar el BCRA a diciembre?
-Depende de los dólares que consigan por endeudamiento y adelanto de exportaciones, pero en ambos casos resultarían soluciones cortoplacistas. Con atraso cambiario, cepo y desconfianza, es muy difícil mejorar el nivel de reservas en forma sustentable. Parece un problema que va a persistir al menos hasta que comience la nueva administración de gobierno en diciembre de 2023.
– ¿Cómo ves el camino hacia el 2023?
– Lo hasta ahora anunciado es un plan para evitar una nueva gran crisis, aunque la probabilidad que ella ocurra no es 0% de aquí hasta el final de esta administración. En el gobierno saben que una crisis con corridas y fuerte suba del dólar comercial genera recesión y aumento de la pobreza, y no sólo te dinamita las chances de ganar la próxima elección, sino que pueden ser varias elecciones. Ese temor ha llevado a que algunos miembros de la coalición por ahora acompañen una mayor racionalidad económica con Massa. Pero si esta vía fracasa, más probablemente pugnarán por una radicalización en materia económica.