En el marco del Día de la Mujer, hay un dato que año a año sigue marcando la brecha de género y es que las mujeres perciben cerca de un 34% menos de ingresos que los varones. La diferencia trepa hasta el 36% cuando trabajan en el sector privado.
Mientras que en el caso de las profesionales que ejercen como “independientes”, sus ingresos son además un 25% inferior a los de quienes están en relación de dependencia.
Ambos datos surgen del informe «Condiciones de trabajo y capacidades financieras del sector profesional en Córdoba” que elaboró el Observatorio de la Federación de Profesionales de Córdoba (Fepuc) y la Asociación Mujeres de Economía y Finanzas de Córdoba (Meyfin).
A diferencia de los varones, las profesionales se destacan bajo condiciones laborales más vulnerables como “locación de servicio”, “trabajo informal”, “bajos ingresos”.
Tres de cada 10 mujeres (29%) se ubica en el quintil de ingresos más bajos del sector, mientras que solo uno de cada 10 varones (12%) está en ese segmento. Ellas tienen “menos posibilidades para negociar honorarios”, así lo admitieron 37% de las encuestadas.
En el sector profesional, la mayoría de profesionales independientes son “Monotributistas” (87%). En el caso de las mujeres, el 38% está registrada en las categorías más bajas (A o B) lo que demuestra mayores perjuicios en el segmento de trabajadoras profesionales independientes.
Marcada brecha de género en la situación financiera
La mayor proporción de mujeres en los estratos bajos de ingresos genera también una disparidad de género en cuanto situación económica, capacidad de ahorro, conocimientos y hábitos financieros.
La mitad de quienes respondieron señalaron que en los últimos 12 meses sus ingresos no les alcanzaron para cubrir sus gastos, pero este porcentaje se elevó al 58% entre las profesionales y fue solo del 40% entre los varones.
En ambos casos, el nivel de ingresos es el gran condicionante. El ingreso promedio de quienes no enfrentan dificultades es más del doble de quienes sí las tienen.
Para enfrentar estas dificultades, la reducción de gastos y los préstamos de amigos y familiares fueron los principales recursos utilizados. En menor medida recurrieron a hábitos menos saludables como usar la tarjeta de crédito para consumos comunes o postergar el pago de sus cuentas.
No pudieron ahorrar en el último año
En el sector profesional cordobés, el 45% no ahorró en el último año. Cuando se analiza este dato en detalle, es amplia la brecha de género, que tiene correlación con el nivel de ingresos: 51% de mujeres encuestadas dijo no haber podido ahorrar, mientras que en los varones fue el 36%.
Las opciones tradicionales de ahorro son las preferidas: moneda extranjera (47%) y plazo fijo (36%). Solo 12% de profesionales prefiere productos de inversión más sofisticados, tales como bonos, acciones y fondos de inversión, con brechas por género marcadas y correlación con el nivel de ingresos.
Cuidadosas en las finanzas personales
Como dato positivo, el sector manifiesta un alto nivel de cuidado y preocupación de sus finanzas personales: cuidan sus gastos, analizan antes de comprar algo y vigilan personalmente estas cuestiones. Además, tratan de realizar un presupuesto o de gastar menos de lo que les ingresa, además de cumplir con las deudas. En estos temas no hay grandes diferencias por género.
En cuanto a los productos, hay un alto grado de conocimiento y uso de los productos y servicios financieros más tradicionales: transferencias bancarias, tarjetas de débito y caja de ahorro/cuenta corriente (más del 90% los utiliza).
La tarjeta de crédito tiene un alto conocimiento y uso frecuente (78%, sin distinción de género), aunque es mayor la utilización en los niveles más altos de ingresos, tanto en las compras físicas como on line.
En las criptomonedas, hay un porcentaje relativamente elevado de conocimiento (sólo un tercio no las conoce) y un uso que ronda el 10%, sin distinción de ingresos. En género, hay mayor conocimiento y uso por parte de los varones (75% y 12%) que entre las mujeres (62% y 5%).